viernes, mayo 22, 2009

Apocópame!

Insoslayables caminares del centauro harán que vuestras quejas sean escuchadas. Apiádese de usté, y usté a su vez de los demás, el señor de las frutas. Caminen los elementales rumbo al desconcierto propuesto por los mas rústicos, paganos ellos gritan: "¡agáchanse!", y chantajean los malhablados. Gozan, graznan y sin embargo deciden, intempestivamente detenerse por un segundo, todos juntos, y replantearse ideas.

Las siguientes fueron las conclusiones:
a) después de las esperas seremos capaces de sonreir al culpable;
b) después de sonreir, negarémonos a satisfacer sus necesidades... a menos, claro, cuando recibamos con los brazos abiertos, piernas aún sin abrir;
c) antes de involucrarse en situaciones conflictivas legales o juridicas, solicitar documento de identidad.

Una vez concluida la sesión, todos al unísono hicieron clic con sus computadores. Hubo gente que no estaba preparada. Esa gente es la misma que ve pajas en ojos distantes tergiversada su vista con vigas en ojos propios. Ni los espejos.

Como la manzana que está en mi boca me devoro una manzana que tal vez esté en tus manos, saca rápido los dedos, que tengo la mandíbula veloz, y ágil cual Aquiles, el de los aleteros pies, me reuno contigo, antes que vayas a las reuniones y despues, sí, claro, lo sé, te paso a buscar. Supongo que también esperarás. Como la pera que forma tu cuerpo, con ese culo delicioso, sentado a los pies de la cama.

Ha sido semana social, el martes y el miércoles cogiendo se hicieron un día, el mismo dia, ayer. Amantes amorosas, diversas, coquetas. Hoy partiste y la mitad de mi corazon se ha ido contigo. "¡Cuánta confusión!", grita el que lee los pensamientos, y que generalmente duerme a esta hora, desde el edificio del frente. Me envía mensajes al celular, y pregunta si quiero que te lleguen mensajes telepáticos, a través de él. Sospecho que se ha enamorado de tu cerebro, como yo. Y como tu en estas tierras andas de incógnita, y como apareces te vas, y yo que nunca extraño, te pienso, acepto. A regañadientes, lo juro... pero acepto.

Y me extraño de las cosas que pasan, pero más me sorprenden las cosas que dejan de pasar, la detención de las manecillas del reloj, la luz incandescente que ahoga, estática, mi habitación, la tapadurez de mis oídos... silencio.

Tal vez pronto llegarán las luces que oscurezcan con sus hipotéticas manos nuestros más profundos deseos: que lleguen pronto luces que opaquen con manos delicadas nuestros sexos.

Contigo sea yo, seas conmigo tu tambien.

Despídome, y kapot.
Atonitonolón Sobradaverba!