miércoles, febrero 24, 2010

Sera que uno es?... Sera que uno se hace?

Podria ser una pregunta mas simple, sin embargo, por el placer de hacer las cosas un poco mas complicadas, empiezo siempre por las mas dificiles.

A mi me hubiera gustado no ser lo que soy. Agradezco dia a dia el no pensar tanto, y sin embargo, al cabo de un par de horas, estoy de vuelta, una vez mas comiendome el coco, pero soy feliz... o me hago?

Las naciones y por ende, las nacionalidades son una verguenza. Y nada peor que la distancia y la puta anoranza para que este nefasto sentimiento crezca y uno comience poco a poco a convertirse en frances. O si, ud cree en dios, y el sentimiento este le crece, probablemente sea ud un estadounidense. Me niego a atribuirle el norte de america, en su totalidad a grupo humano tan inhumano.

Las razas, los credos, la nefasta democracia, y sobre todo la inconsecuencia... la incontinencia verbal, la verborragia, la diarrea de palabras, las palabras necesarias que siempre nos faltan, el gota a gota de una relacion que no va a nigun lado, la luna escondiendose en un par de nubes que alguien esperaba ver. La noche, la luna oculta, las nubes que tapan a la luna, y por lo mismo, no se ven las nubes.

Yo no se si tengo razon. Se que no quiero tener razon, me encantaria estar mas equivocado de lo que suelo estar... pero para eso necesito que me lo digan... y que lo argumenten, y que sea de verdad, y que ya no sea mas por que si. Que no sea porque tiene que ser, si no, yo tambien soy porque tengo que ser, y entonces ahora en lugar de escribir, tendria que hacer, y no lo hago, escribo que es lo mas parecido a no hacer nada. A deshacer, a extranarles a uds que me han deshecho, y que me han convertido en lo que soy.

A extranarme a mi hablando hasta por los codos hasta que uno flaco, flacuchentisimo, que ni el nombre es grueso, venga y me haga callar, por imbecil, por imbecil yo por supuesto, y con argumentos, por imbecil yo, callate vos, y no por que si, y nada de respeto... puto respeto. Mis amigos de verdad me faltan el respeto, y los extrano, y quiero una falta de respeto mas, para seguir extranandolos a ellos, y ahora amando a su ausencia. Irrespetuosamente deliciosa carencia.

El respeto sirve para que los que creen en el, se caguen en los demas, que probablemente tendran una idea relativamente diferente. El respeto, para mi, no sirve ni para limpiarme el culo.

Y todo el resto de las cosas del mundo hacen que mi culo sea mas limpio... asi es, excepto el respeto, y la caca, claro... limpiarse el culo con la misma caca, es una contradiccion en si... como creer en dios... creer en un invento pues.

Como creer en la patria, como pensar que decir lo que los demas quieren escuchar es lo correcto. Como pensar que la democracia es una cosa linda... una cosa inocente, una cosa con ganas de ser mas... La puta democracia es la puta dictadura de los ignorantes. Y asi nos va, y asi nos seguira yendo. Espero pronto encontrar un respaldo para apoyar la espalda, y dormir. O morir. Y dictaduras nunca mas.

miércoles, febrero 10, 2010

Primera Parte Segunda Parte

Ahora, si yo en lugar de no haber ido a la universidad, o de haber ido con motivos diferentes a los que tenia cuando fui, y me inscribia en el curso de gasfiter, para cobrar mensualmente la herencia de mi madre, probablemente el libro instalador de calentadores de agua hubiera sido el que tenia en el bar, entre los dedos, y las cosas hubieran tenido un sentido diferente.

En ese caso, a estas alturas, tendria que estar yo con ese otro libro, y lo raro seria que me encontrase de pronto, sin tener conciencia de la posesion del libro de conduccion, con las instrucciones viales en las manos. 

Marta, que podria llamarse Manuel, pero que afortunadamente, dice tener un nombre de mujer fuma muchisimo, y esta empezando a quedarse a dormir bastante a menudo en mi departamentito.

Antes de que despierte, suelo levantarme, encender un incienso -que detesta-, y tomar una ducha. Cuando pasan de las 9 y no ha bajado de la buhardilla, donde la dejo dormir, pongo musica muy fuerte esperando aludirla. Pocas veces obtengo resultados satisfactorios.

Supongo que deberiamos buscarnos un lugar un poco mas grande.

Aquel dia, yo el que tuvo una confusion visual con el libro que habia traido, vi a Marta sentada frente a mi, inmediatamente despues que la luz volvio. Todavia no puedo descubrir si ya estaba sentada ahi antes de que se fuera la luz, y yo al llegar un poco cansado y ciertamente distraido me sentara en su mesa.

Nada en lo que conversamos esa tarde me dio una pista sobre su origen. Desde hacia cuanto tiempo nos conociamos?, Como nos habiamos conocido?

De todos modos su compania no me perturbaba. Ella aceptaba mis instrucciones con una diligencia casi familiar. Naturalmente fui cada vez mas exigente.

Nuestra vida sexual, dependiendo de como se mire, no tenia nada de extraordinario. 

Una noche sone conmigo. Sone que habian pasado de la noche a la manana 50 anos, y que yo entonces tenia 79 y nunca habia vuelto a publicar. Y entonces sone que en conmemoracion a los libros de papel, una imprenta, la ultima (no se que tan apocaliptico seria mi sueno), organizaba un concurso literario, para mayores de 65, los ultimos humanos que de algun modo habian tenido contacto con un libro de papel... y yo no participaba.

Ese fue mi sueno, lo revivi con los ojos abiertos, senti un leve temblor en mi vientre, y volvi a dormir. Cuando me desperte, fui hasta la buhardilla a mirarla, Marta se veia mas vieja y todavia dormia.

miércoles, febrero 03, 2010

Tercera Parte

Almacen Corazon, en espanol, era el nombre de un coro musical formado por 4 jovenes belgas, admiradoras de la literatura policial.

Un poco enajenadas todas, afectadas por los extranos sucesos que ocurrian ultimamente alrededor de todo el mundo, decidieron dedicarse a hacer algo, aunque fuera solo una trinchera que nunca llegarian a usar.

Hacer algo para que la gente se diera cuenta que esto no es normal, para que la gente dejara de ser tan copyright y para que de una vez por todas la gente entendiera que vos mismo sos responsable de tu desgracia, y que vos mismo podes ser beneficiario de tus propias tranquilidades, de tus mundos ideales. Esto lo supe tiempo despues.

Asi que un dia, en su idioma y a coro, claro, se dijeron que hacer un coro era la mejor opcion. Y componer musica, e interpretarla.

Con el fin de evitar que esta, su revolucion, su revolucioncita, esta defensa burguesa de sus derechos y de sus busquedas ciegas de igualdad fuera descubierta, prepararon, durante el tiempo que supe de ellas, meticulosamente, las composiciones a ser ejecutadas, para enviar un mensaje oculto. Todavia no descubro a quien.

Lo que sonaba era una cosa parecida al free jazz, o a una improvisacion nunca ejecutable sin instrumento. Como si un grupo de compositores todos desconocidos, todos molestos con algo, o peor aun, molestos entre ellos, estuvieran encerrados en un cuarto pequenho, todos juntos, escuchandose solfear. Sonaba a una dulce molestia para compartir.

Con un espectaculo basico, y sin una pizca de entusiasmo se presentaron tres veces, produciendome, paradojicamente, en todas ellas, preciosa satisfaccion.

La primera presentacion fue, al igual que la siguiente, en el Trefpunt, una bar chiquito como para 40 personas, muchas de pie.

Yo estaba, como cada lunes, tomandome una cerveza bien belga cuando llegaron para hacer la prueba de sonido, alrededor de las 5 de la tarde. Y ahi me quede, como nunca, hasta la hora en que el concierto termino.

Desde las primeras notas me comenzo como un temblor, que al principio producia un agradable cosquilleo, convirtiendose en escozor, ahi, justo en medio de la planta de uno de mis pies. Moviendome en mi asiento un poco incomodo, trataba de dar golpecitos en el suelo, siguiendo la musica, coincidiendo en el tempo e inclusive en las acentuaciones, y el cosquilleo ni se inmutaba. Me levante, con disimulo, mirando atentamente el escenario, y de pronto, tan abatido me senti, que los cosquilleos desaparecieron, y a los pocos minutos de pie, tuve que dejarme caer sobre la silla. Un abatimiento singular, una muerte chiquita. Y despues prolongar el tiempo, encerrar a los ojos, encontrar paz.

Durante la pausa, querer orinar.

No habia tanta gente, pero se hacia dificil atravesar a lo largo el pasillo que forman la barra y el muro.

Llegar al fondo, mas cerca del bano, subir la escalera, abrir la unica puerta. Buscar a tientas un interruptor. ?Por que buscar un interruptor?. Volver a bajar. Preguntar en el bar. Recibir una linterna, y subir otra vez. Entrar a orinar. Linterna y ganas de orinar. Mojarse el pantalon y soltar la linterna mojarla tambien. Hacer lo que sea, terminar de orinar. Lavarse las manos y querer fumar. Sacar un cigarrillo, volver como cada noche a los malos habitos, y respirar.

Buscar el encendedor, dejarlo caer. Buscarlo en el piso, moviendo los pies, negando a agacharse, accediendo despues, y tocar un papel.

Cuando baje, preocupado por el tiempo que habia perdido, y preocupado por las manchas que tendria mi pantalon, vi que habia perdido mi silla, pero el concierto aun no se reiniciaba.

A Marta, que todavia no se llamaba asi, y que aun no vivia conmigo, la vi un poco mas atras. 

Esa noche me costo dormir, la musica me daba vueltas, y ella seguiria bebiendo y riendo en el bar.

(continua)

martes, febrero 02, 2010

Segunda Parte

Marta cuando se enojaba era terrible. Pero debo explicarlo porque al principio sobre todo, para mi esto, que al enojarse ella fuera terrible, era casi un sinonimo de ser simpatica. Es que ella no era como un nino al que le negamos un dulce y patalea, hace escandalos, y nos deja en verguenza porque finalmente la educacion que ha de recibir es la que hemos de darle. Entonces, lo terrible del hecho es que hemos sido unos malos padres, pero ya crecera. Marta no, Marta ya estaba grande, y se acostaba conmigo, y despues de un tiempo ya viviamos juntos. No aclarare si en su casa, en la mia, o en la nuestra, porque a esas alturas ya daba lo mismo.

Marta cuando se enojaba era terrible en el sentido mas terrorifico de la palabra, y si no se enojaba, no era mejor.

Para mi que buscaba con ansias una vida tragica, buscaba encontrar algo en su vida que justificara su infelicidad. O es que tal vez la felicidad para algunas personas sea una tragedia. Tal vez haya algo que yo no he logrado entender con esto de la idea de la felicidad. Tal vez que los sacrificios, y en otra vida todo sera mejor.

Al principio me hacia gracia. Las primeras peleas, las siempre absurdas primeras peleas de gente que vive con otra gente no tenian nada de tragico, para mi. Me hacian gracia, disfrutaba molestandola con pequeneces. De a poco iba aprendiendo por ejemplo, yo, que poner cucharas y tenedores y cuchillos y bombillas para el mate y el terere y los pela papas todos juntos y revueltos podia incidir, paulatinamente, en el escaso equilibrio que de algun modo nos mantenia como un todon. Fragil equilibrio. Pero yo no estaba preparado aun para saberlo.

Y como ya no me hacia falta nada, lo unico que me quedaba por buscar, en la vida, en ese entonces, creia yo, eran las cosas que me hacian gracia, como Marta, cuando se ponia terrible.

Hasta que un dia no hubo tenedores, ni cuchillos, ni siquiera platos para comer. Dijo que iba a cortar de raiz el asunto y yo pense de todo, pense en otras decisiones, y seguia causandome gracia. Total, al final no seriamos los unicos en el mundo en comer con las manos, directamente de la olla. Ahora veo con mas claridad la diferencia, la delgada linea entre lo terrible y lo gracioso.

Cuando estabamos por cumplir el primer ano viviendo juntos se nos ocurrio hacer algo especial... ademas de empezar, de nuevo pero de a poco, a usar cuchillos, tenedores, y hasta servilletas de papel, decidimos tener un hijo.

Habiamos empezado nuestra relacion acostandonos de vez en cuando, durante dos anos, sin dejar nuestros habitos de solteros, antes de compartir un hogar. Habitos que incluian no ser solteros siempre, pero sobre todo, ser solteros a diferentes horas con diferenes personas. Como creyendo que no nos iba a afectar. Como buscando no estabilizarnos emocionalmente nunca. Como buscandole la quinta pata al gato, y sobre todo en el caso de Marta, como tratando de molestar, (porque era terrible), a su padre que ansiaba nietos, y poder descansar en paz dejando a su hija en manos de un buen hombre.

Dos anos haciendo sufrir a Don Raul, dos anos tratando de no enamorarnos. Pero un dia nos aburrimos, como uno se aburre de comer todos los dias en un bar. No diria que fue amor. Pero nos fuimos a vivir juntos, y el corazon de Don Raul mejoro cuando le contamos, parecia escaparsele de la camisa. Y a pesar que en su fuero interno hubiera querido presionarnos un poco mas, para hacer algo mas formal... "no hace falta que se casen", le decia a Marta, "pero invitemos a tus tias, a tus suegros, a tu madrina a cenar y hacemos algo, para..." Marta desviaba la mirada y Don Raul callaba, porque sabia que no tenia sentido. Y que dentro de todo, esta decision tenia un poco el color de sus decisiones.

Asi fue que, despues de dos anos de amor libre, nos amarramos a una casa, nos amarramos a nosotros mismos. Y yo empece a descubrir como divertirme en el amarre. Y Marta cuando se enojaba, se ponia terrible.

Creo que fui yo el que propuso la paternidad. Creo que dije algo, pensando en molestarla. Creo que empece con el tema, buscando algo que la pusiera nerviosa. O tal vez, de verdad me daba pena el pobre Don Raul.

- Oye, para que te vas a tomar esas pastillas, te apuesto a que ya, ni aunque queramos, podremos ser padres.

Y ahi nomas, Marta terrible y sensible y con la regla.

Entonces, nos olvidamos de la infidelidad. Con mucho esfuerzo, tambien, tuve que dejar de hacer cosas que me causaban gracia, como molestarla por el placer de verla terrible.

Ella dejo los anticonceptivos y empezamos a coger como conejos. Cogiamos cuando nos ibamos a acostar, cuando yo veia futbol, cuando ella leia, cuando se iba su padre despues de visitarnos, cuando ibamos a visitar a su padre. En el bano, en la cocina, y en la cochera. Cogiamos de tarde, de noche, de manana. En vacaciones, y en horario de trabajo. Mientras hablabamos por telefono con otras personas, y mientras otras personas golpeaban nuestras puertas. Y entonces coger, que era tan rico antes, se iba pareciendo poco a poco a mi idea de Marta. A mi idea de Marta cuando se enojaba, y esa comparacion solo puedo hacerla hoy, cuando lo digo con certeza, cuando les digo que Marta, cuando se enojaba, era terrible.

(continua)

lunes, febrero 01, 2010

Primera Parte

Supongamos que entro al bar, que pido una cerveza y que me siento en una mesa con el libro que saque de la mochila. Supongamos que a los 30 no deje de usar mochila, y que tampoco he dejado de leer, como dicen algunos que deberia ser. Supongamos que para colmo de males ya no tengo los super poderes que dije tener, supongamos que todo lo que alguna vez dije fueron puras mentiras, y que ahora, cuando cumplo treinta toda la verdad se revela, y nos sorprende.

Supongamos que he pensado en dejar de fumar mas veces de las que he admitido, y que a pesar de la insistencia del discurso de la rebelion, de el no dar el brazo a torcer, de que no dejar de fumar es finalmente una eleccion, nadie da un peso por esas palabras. Y ya no nos sorprende. Y yo tambien me descreo.

Sorprendamonos entonces, con el libro dentro de la mochila, como si no lo hubieramos puesto ahi. Sorprendamonos descubriendo que hemos elegido un libro de educacion vial, para dar el examen y obtener de una buena vez el registro de conducir, y que cuando lo sacamos (el libro, y aun no el registro), lo que tenemos en las manos son las instrucciones, complejas, sumamente complejas, de la instalacion del aparato calentador de agua, en frances y portugues.

Sopesemos las diferentes posibilidades. Evaluemos a que tipo de misterioso prodigio se debe la realidad que, antojadiza, se me ofrece a pesar de contar yo, en teoria, (siempre es una teoriaà, con la posibilidad del libre albedrio, y la voluntad de haber tomado un libro y no el otro.

Bebamos y conversemos con nosotros mismos. Cuestionaremos, primero, a nuestro estado mental, y no habiendo encontrado senales evidentes de estados alterados, ni indicios de locura, cuestionaremos tambien aquello que nos parece perturbadoramente casual.

Si nunca hubiese fumado porro, creeria que alguien le puso algo a mi bebida. Si a la hora que sali, en la casa hubiera estado alguien conmigo o si yo mismo, en un acto fallido quiza, hubiese tenido conciencia de contar con ese extenso volumen de instalacion entre mis libros e introduciendolo en la mochila, hubiese pensado en el examen de conduccion...

Si en vez de seguir pensando, me pusiera a leer...

Bebo, y tal vez mi corazon vuelva a la calma.

A los 10 minutos, cuando aun no lograba sacarme de la cabeza a mi mismo, a la imagen que se me dibujaba, de mi, sentado en el cafe, (tal vez no en el de siempre), hojeando el libro bilingue, y la calma no volvia, y la cerveza perdia la espuma, y la habitacion se agrandaba, hubo un prolongado corte de luz.

Y la calma seguia perdida.

De pronto, para dejar de pensar en imagenes, en ideas que se me pasaban por la cabeza, en el ideal de un espejo o una camara para guardar los momentos confusos de la vida, escuche las voces, oi las palabras, senti la oscuridad y nada de eso parecia pertenecer al mismo lugar en el que yo me encontraba.

No podre confirmar si han sido los temas de conversacion, o tal vez las formas de emplear el lenguaje, o simplemente el hecho que yo no entiendiera, a esas alturas, en cual cafe estaba, lo que me producia este desasosiego.

Habria dirigido mis pasos, como siempre al Cafe Brasil? Habria decidido de antemano a donde iria, por costumbre?, y sin embargo, ahora, la costumbre no me es de fiar.

Pasaron alrededor de 25 minutos antes que la luz volviera, y con ella, como para molestarme, el libro de reglas viales estaba sobre la mesa. El instructivo del calentador ya no estaba. Entendia claramente el contexto, las palabras eran las mismas que pronuncian siempre los parroquianos del cafe, y la imagen de mi en el Cafe era la misma. Todo en orden, el corazon, la calma.

Mire mi mesa, con calma. Habia una porcion de queso al lado de mi cerveza. Y una mujer atractiva extendiendo esos finos dedos sobre un cigarro. Una mujer a la que nunca habia visto, sonriendome del otro lado de la mesa, fumando y untando el queso en la mostaza, y bebiendo de mi vaso, de mi cerveza con demasiado poca espuma.

Me sente acaso en una mesa y no en la barra?

(continua)