miércoles, febrero 10, 2010

Primera Parte Segunda Parte

Ahora, si yo en lugar de no haber ido a la universidad, o de haber ido con motivos diferentes a los que tenia cuando fui, y me inscribia en el curso de gasfiter, para cobrar mensualmente la herencia de mi madre, probablemente el libro instalador de calentadores de agua hubiera sido el que tenia en el bar, entre los dedos, y las cosas hubieran tenido un sentido diferente.

En ese caso, a estas alturas, tendria que estar yo con ese otro libro, y lo raro seria que me encontrase de pronto, sin tener conciencia de la posesion del libro de conduccion, con las instrucciones viales en las manos. 

Marta, que podria llamarse Manuel, pero que afortunadamente, dice tener un nombre de mujer fuma muchisimo, y esta empezando a quedarse a dormir bastante a menudo en mi departamentito.

Antes de que despierte, suelo levantarme, encender un incienso -que detesta-, y tomar una ducha. Cuando pasan de las 9 y no ha bajado de la buhardilla, donde la dejo dormir, pongo musica muy fuerte esperando aludirla. Pocas veces obtengo resultados satisfactorios.

Supongo que deberiamos buscarnos un lugar un poco mas grande.

Aquel dia, yo el que tuvo una confusion visual con el libro que habia traido, vi a Marta sentada frente a mi, inmediatamente despues que la luz volvio. Todavia no puedo descubrir si ya estaba sentada ahi antes de que se fuera la luz, y yo al llegar un poco cansado y ciertamente distraido me sentara en su mesa.

Nada en lo que conversamos esa tarde me dio una pista sobre su origen. Desde hacia cuanto tiempo nos conociamos?, Como nos habiamos conocido?

De todos modos su compania no me perturbaba. Ella aceptaba mis instrucciones con una diligencia casi familiar. Naturalmente fui cada vez mas exigente.

Nuestra vida sexual, dependiendo de como se mire, no tenia nada de extraordinario. 

Una noche sone conmigo. Sone que habian pasado de la noche a la manana 50 anos, y que yo entonces tenia 79 y nunca habia vuelto a publicar. Y entonces sone que en conmemoracion a los libros de papel, una imprenta, la ultima (no se que tan apocaliptico seria mi sueno), organizaba un concurso literario, para mayores de 65, los ultimos humanos que de algun modo habian tenido contacto con un libro de papel... y yo no participaba.

Ese fue mi sueno, lo revivi con los ojos abiertos, senti un leve temblor en mi vientre, y volvi a dormir. Cuando me desperte, fui hasta la buhardilla a mirarla, Marta se veia mas vieja y todavia dormia.

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