Me tomo una foto, abro una botella. Sigo tomando, brindo. Salud.
En mis paredes yacen imágenes, se construyen horizontes, divergen gravedades, fuerzas opuestas que luchan, se atraen, fornican y giran. Como una rueda, el espacio perfecto de invasión. Las salas están llenas de detalles inasibles, o deberían estarlo.
Escaleras dentro de escaleras, como en un cuadro de Escher, una perspectiva con foco erróneo. Una ampolleta y la tensión eléctrica conversándome, pidiéndome alguna explicación.
Resultaba, cuanto menos anecdótica la pasión con la que resucitabas cada mañana cadacada. Esquema diferente el de una realidad compartida, hipnótica, silotómica. Salud. Y por tu ombligo.
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