viernes, noviembre 19, 2010

Abro los ojos. Descubro. Soy

Entendido el sofisma primero, acudo a tus brazos. Me acurruco debajo de una de tus tetas. Te beso el ombligo, te huelo la piel. Mis manos se aferran a tu espalda, las tuyas me peinan, me despeinan, me hacen los pelos de viento, de nada, de ausencia. Unjo mi cuerpo en el tuyo.

Me tomo una foto, abro una botella. Sigo tomando, brindo. Salud.

En mis paredes yacen imágenes, se construyen horizontes, divergen gravedades, fuerzas opuestas que luchan, se atraen, fornican y giran. Como una rueda, el espacio perfecto de invasión. Las salas están llenas de detalles inasibles, o deberían estarlo.

Escaleras dentro de escaleras, como en un cuadro de Escher, una perspectiva con foco erróneo. Una ampolleta y la tensión eléctrica conversándome, pidiéndome alguna explicación.

Resultaba, cuanto menos anecdótica la pasión con la que resucitabas cada mañana cadacada. Esquema diferente el de una realidad compartida, hipnótica, silotómica. Salud. Y por tu ombligo.

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