viernes, noviembre 26, 2010

Nuevas Ideas las de Antes

Mi biógrafo se encuentra en este preciso instante observando. Desconozco sus métodos, pero pretende hacerme parecer como un colectivo de múltiples personalidades, en donde el grupo converge en lo que yo represento. Sin embargo, discrepo, y por lo tanto le corrijo.

El personaje deberá agotarse en el infinito de las irrealidades. Multiplicar su imagen a partir de un espejo situado frente a otro. Reproducirse hasta el infinito, y mentir para marear. Para súbitamente, despertar a la deriva, en un bote, con sed. Ahogandose, salvandose, y despertando en otro lugar, procederá a traspasar del simulacro a la multiplérrima maroma.

Creer en algo superior es lo que está mal. Vivir creyendo, así, en la repetición, Goebbels, la verdad, deshace la capacidad de aprehender la realidad real. Otra vez los espejos. En lugar de creer en la tv, en lo que dicen los medios, en información manipulada y viciosa, ya que lo que debería, por principio, ser objetivo, comienza a modificarse en pro del sujeto, en lugar de creer en dioses improbables, por no existir pruebas, podríamos ocupar nuestras energías en algo mucho más productivo: creer en el otro... Creer, y no temerle. Creer en el próximo, como en el anterior, y por favor, no comerse su pedazo del mundo, devolver lo robado, vomitar.

Yo no ataco, entonces a los que creen en dios, -ya los atacaré-, ahora es con los que pretenden administrar, para beneficio propio, estos cultos. La administración de un dios es, per se, un acto de corrupción, un acto por el cual representan los deseos de un ser superior, repito, improbable.

Del mismo modo, me abstengo, temporalmente, de atacar a los que desean vivir en confort, sin embargo, les arengo mis queridos lectores a que despojemos de los excesos, a la fuerza si fuere necesario, a los que en su afán de comodidad, quieren reposar sobres los lomos cansados, y ya cargados, de nosotros, los de abajo.

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